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Aplicación del modelo de valoración de capital intelectual navigator skandia para determinar el valor real de la empresa Cabot colombiana S.A.

Resumen

Las raíces del capital intelectual y por lo tanto de los métodos existentes para su valoración se encuentran sustentadas en la naturaleza de los activos intangibles. Una definición de lo que es un activo intangible es la expuesta por Nevado y López (2002) lo define como: “aquel elemento que tiene una naturaleza inmaterial (normalmente sin sustancia o esencia física) y posee capacidad para generar beneficios económicos futuros que pueden ser controlados por la empresa”. Si se define ahora lo que es el capital intelectual encontramos que este “busca más allá activos menos tangibles, tales como la capacidad de una empresa de adaptarse y aprender. Los gerentes se esfuerzan aquí y ahora por adaptarse al desplazamiento del centro de gravedad económica, de medir los activos materiales y financieros, a cultivar y multiplicar el conocimiento como los actos más significativos de creación de valor”1. En este mismo orden de idea y siguiendo con otras definiciones, Bradley (1997) argumenta que el capital intelectual consiste en la capacidad para transformar el conocimiento y los activos intangibles en recursos que crean riqueza tanto en las empresas como en los países. De igual modo, para Edvinsson y Sullivan (1996) el capital intelectual es aquel conocimiento que puede ser convertido en beneficio en el futuro y que se encuentra formado por recursos tales como las ideas, los inventos, las tecnologías, los programas informáticos, los diseños y los procesos. Si contraponemos esta definición con lo que son los activos intangibles se encontraran muchas semejanzas entre ambos conceptos, pues como se anunció anteriormente, los activos inmateriales estructuran los cimientos del capital intelectual y al poseer, gestionar y potencializar los primeros, también se fortalecerá el segundo.