Datos de Contacto
Sede: Claustro de San Agustín, Centro Histórico, Calle de la Universidad Cra. 6 #36-100
Colombia, Bolívar, Cartagena
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La buena práctica médica es más que la correcta ejecución de procedimientos científicos, implica la adhesión de principios éticos y profesionales, garantizando la calidad de atención y ambiente laboral. Sin embargo, la falta de compromiso y cumplimiento de estos estándares generan una mala praxis que afecta tanto a los pacientes como al personal de la salud. Los comportamientos disruptivos se definen como interacciones verbales o físicas que afectan negativamente al ambiente laboral. Las principales conductas disruptivas en el ámbito médico incluyen el acoso, la intimidación y la agresividad, las cuales se asocian con consecuencias adversas como errores médicos, insatisfacción de los pacientes y un aumento en los costos de atención. A pesar de su impacto, estas conductas se han normalizado en muchos entornos médicos, convirtiéndose en un problema en aumento. Factores como el estrés, la fatiga y las dificultades personales o laborales contribuyen significativamente a la aparición de comportamientos disruptivos. Por ello, resulta fundamental identificar y abordar estas conductas, promoviendo estrategias que fortalezcan las competencias del personal para resolver conflictos de manera efectiva. Además, los comportamientos disruptivos no solo deterioran la calidad del servicio, sino que también afectan la estabilidad mental y emocional de los profesionales. En consecuencia, resulta crucial implementar iniciativas que promuevan un ambiente colaborativo, respetuoso y libre de actitudes nocivas, con el objetivo de garantizar el bienestar del equipo médico y mejorar la atención brindada a los pacientes.
Good medical practice is more than the correct execution of scientific procedures; it involves adhering to ethical and professional principles, ensuring quality care and a healthy work environment. However, a lack of commitment and compliance with these standards leads to malpractice, which affects both patients and healthcare personnel. Disruptive behaviors are defined as verbal or physical interactions that have a negative impact on the workplace. The main disruptive behaviors in the medical field include harassment, intimidation, and aggressiveness, which are associated with adverse consequences such as medical errors, patient dissatisfaction, and an increase in care costs. Despite their impact, these behaviors have become normalized in many medical settings, becoming a growing problem. Factors such as stress, fatigue, and personal or work difficulties contribute significantly to the emergence of disruptive behaviors. Therefore, it is essential to identify and address these behaviors, promoting strategies that strengthen the competencies of personnel to resolve conflicts effectively. In addition, disruptive behaviors not only deteriorate the quality of service, but also affect the mental and emotional stability of professionals. Consequently, it is crucial to implement initiatives that promote a collaborative, respectful environment free of harmful attitudes, with the aim of guaranteeing the well-being of the medical team and improving the care provided to patients.
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