dc.description.abstract | Trabajar con mujeres en la problemática de violencia de género, fue una experiencia que dejó muchos aprendizajes significativos, en el plano personal y profesional, pues se aprendió a ser mayormente paciente, perseverante y autónoma, al tiempo que se comprendió que la violencia de género, es uno de los efectos colaterales del sistema patriarcal y androcéntrico en el que hemos nacido mujeres y hombres. Y que aun siendo el Trabajo Social un agente de cambio, su compromiso y esfuerzos por el cambio de la realidad de una problemática de carácter social, resultan estériles, si no se lleva a cabo un trabajo de conciencia social y desde un enfoque multidisciplinario, y menos si los rasgos esenciales del problema son de carácter sociocultural, multifacético, pluricausal, cíclico, asimétrico y antijurídico, como lo es el caso de la violencia de género. La experiencia instauró en mí el interés de la investigación constante y anticipada, a la hora de llevar a cabo una intervención, con el firme propósito de identificar la más pertinente alternativa de solución, y darle respuesta a la necesidad de orientación que siempre tendrán las/los sujetos al presentar determinado problema, por estar pasando situaciones tan difíciles que los y las desestabilizan, donde el accionar profesional puede ser de gran y vital utilidad, no solo aportando los conocimiento científicos en cuanto a la comprensión del problema, sino empoderando y haciendo consiente a estas personas sobre todas sus cualidades, características, fortalezas y/o potencialidades, oportunidades y derechos que tiene como seres humanos, orientaciones que transforman vidas. Las participantes con un gracias, lleno de sinceridad me llenaron de motivación para seguir adelante dando siempre lo mejor de mí, y más cuando ellas dimensionaron en sus vidas las reflexiones y conocimientos desarrollados en los encuentros, enfocándolos en aspectos positivos, y en la responsabilidad de asumir un compromiso con su superación personal. | es |