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Pareja Jiménez, Rafael | 1962
La palabra residencia proviene de la voz latina REINCIDERE, que significa: caer de nuevo en algo; y castizamente: reiteración de una misma culpa o defecto. Esta definición, que en forma genérica expresa una condición del hombre para insistir en una conducta que la sociedad le reprueba, y puede ser voluntaria o no. El propio diccionario de la academia le da al concepto de reincidencia una acepción forense que consiste en afirmar que es circunstancia agravante de la responsabilidad criminal, y que se materializa en el hecho de haber sido, el reo, condenado anteriormente para delito análogo al que se le imputa. Ya en este caso no se trata simplemente de quebrantamiento de una regla de carácter social o moral, sino que se refiere concretamente a actos calificados como infracciones en la Ley penal. Aquel concepto aparece referido en nuestro estatuto penal en su artículo 34, que dice: “el que después de una sentencia condenatoria cometiere un nuevo delito, incurrirá en la sanción que a éste corresponde, aumentada en una tercera parte, para la primera reincidencia, y en la mitad, para las demás, siempre que el nuevo delito se haya cometido antes de transcurridos diez años de ejecutoriada la condena. La multa deberá aplicarse en medida no inferior al doble. Además de las penas establecida en el inicio anterior, de la segunda reincidencia en adelante, se aplicará como accesoria la relegación a una colonia agrícola penal, por cinco a quince años, cuando la naturaleza y modalidades de los hechos cometidos, los motivos determinantes, las condiciones personales y el género de vida llevado por el agente, mostraran en él una tendencia persistente al delito”. Ha sido siempre preocupación del legislador proveer suficiente medidas represivas as fin de contener el incremento de la delincuencia; y concretando ese propósito, puso en vigencia reglas de agravación penal, como medio intimidativo para tratar las reincidencias.
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