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dc.contributor.authorCastellar Moreno, Wendy del Carmen
dc.contributor.authorDe Ávila Gómez, Vanessa
dc.contributor.authorTorres Muñiz, Eliana
dc.date.accessioned2017-09-01T19:15:52Z
dc.date.available2017-09-01T19:15:52Z
dc.date.issued2014
dc.identifier.citationT401.41 / P918es
dc.identifier.urihttps://hdl.handle.net/11227/5312
dc.identifier.urihttp://dx.doi.org/10.57799/11227/8636
dc.descriptionTesis (Licenciada en Lengua Castellana) -- Universidad de Cartagena en convenio con la Universidad del Tolima. Facultad de ciencias sociales y educación. Programa de licenciatura en lengua castellana, 2014es
dc.description.abstractEl género y el sexo son producto de las actuaciones y de los actos performativosque construyen la realidad que describen. “La capacidad de producir de los actos performativos, deriva de la existencia previa de un contexto de autoridad, es decir, solo existe una repetición del enunciado al que históricamente se le ha otorgado la capacidad de producir esa realidad” , además de ser modalidades del discurso autoritario . El discurso posee el poder de producir y realizar todo cuanto enuncia, lo que le permite ser creador y promotor de realidades socioculturales, a partir de las cuales se construyen los conceptos e identidades que circulan y rigen una sociedad o un grupo sociocultural determinado. Por lo anterior se puede afirmar, que el “Sujeto es el resultado del proceso de subjetivación, de interpretación, de asumir performativamente alguna “posición fija” pero ese asumir performativamente una “posición fija” no es más que la repetición permanente e insistente de actos de habla, además de todo un repertorio de gestos corporales que obedecen a un estilo relacionado con uno de los dos géneros culturalmente establecidos, sea la masculinidad o la feminidad. Esa repetición insistente no es opcional, es sustentada por el discurso regulativo, que obliga a los sujetos a responder la exigencia decidida del entorno, que solo busca regular y controlar la conducta en relación con la identidad sexual. Para cuando se responda como se espera, poder afirmar que existe un género, entendido este como el aparato mediante el cual tienen lugar la producción y la normalización de lo masculino y lo femenino , que deben ser culturalmente acorde con el sexo que representa el sujeto . Cuando la repetición de actos se convierte en hábito, se puede afirmar que se ha materializado, arrastrando inherentemente un estándar de imitación del modelo de género, que sanciona inmediatamente al descubrir las “malas copias”, por no cumplir con lo establecido. “Esto quiere decir que las repeticiones cotidianas de la norma de genero son las que crean el género, pero que a la vez esas normas de género, esos mecanismos de ortopedia social, son anteriores a cualquier acción humana” . Las relaciones de poder crean un discurso que se origina antes de que los sujetos puedan oponerse, obligándolo a actuar, repitiendo, imitando y siguiendo la norma producto del discurso de poder, que promueve lo que aspira controlar. Así las cosas, el sujeto que surge dentro de las relaciones de poder y de las normas culturales de género, debe identificarse con la masculinidad y la feminidad, cuando lo logra, entonces puede decirse que existe como sujeto, se ha materializado. Las relaciones establecidas entre hombres y mujeres dejan en la mayoría de los casos a las mujeres como subordinadas, son dominadas por los hombres y solo se tiene en cuenta lo que los ellos hacen a las mujeres. La subordinación de las mujeres por los hombres es parte de una práctica social mayor que crea cuerpos genéricos, mujeres femeninas y hombres masculinos , Pero, ¿Qué pasa cuando las mujeres se rebelan contra el yugo establecido por los hombres? A partir de ese interrogante nace la necesidad de estudiar los comportamientos asumidos por la mujer cuando en su afán por ser libre, deja de lado los actos que regulan su comportamiento, ya no se le ve indefensa, tierna, débil o como alguien a quien se debe proteger. Este estudio se realiza a través del discurso empleado por la prensa, para construir la imagen de lo femenino, en este caso, cómo son leídas y descritas Las Mujeres Asesinas. El discurso periodístico está caracterizado por su pretendida “objetividad” deja ver matices conceptuales que contienen una serie de reglas de significación que mucho dicen sobre la situación cultural donde se generan Lo anterior se ve claramente evidenciado en el discurso que se maneja en la presentación de las distintas noticias, dicha presentación resulta ser variada, donde las mujeres asesinas son llamadas, analizadas e incluso criticadas con un discurso y unos argumentos ceñidos a las concepciones socio – culturales de la época en la cual se desarrollaba cada noticia. El discurso empleado para referirse a los actos realizados especialmente por mujeres es de etiquetar y juzgar la actuación de las mujeres, que por ser el género oprimido, son consideradas el “sexo débil” incapaz de revelarse contra el yugo del opresor. Estos son algunos de los apartados donde se refleja, la forma en que es empleado el lenguaje para “etiquetar” y construir la identidad “femenina” donde se ve claramente abandonado ese discurso que rodea a la “Feminidad” esa fragilidad, la ternura, la debilidad y la sencillez que deben acompañar a una mujer, son dejadas de lado para convertirse en asesinas. Apartados “El crimen de manga, mató a su esposo en “legítima defensa” “Una niña recién nacida raptada por una desnaturalizada mujer en un corregimiento situado cerca del municipio de Marialabaja, Bolívar, fue rescatada sana y salva por las autoridades policivas en una finca del departamento del Magdalena, sin que pudiera ser aprendida la autora del delito” “La desnaturalizada mujer no ha podido ser identificada por las autoridades” “Con la cara reventada, tres dientes menos en su boca y sus manos aun manchadas de sangre, Nidia Ávila se entregó a la policía”. “Enceguecida por los celos y la rabia de sentirse engañada, Nidia increpó violentamente a su marido” “Por celos le quito la vida a la novia de su marido” Los actos o conductas asumidas por las mujeres asesinas pueden ser analizadas desde diversos puntos de vista, algunos de ellos son, los celos, riñas con otras mujeres o riñas con hombres, en menor medida aparecen las que atentan contra sus bebes antes del nacimiento. En la mayoría de los casos los crímenes o atentados son efectuados en defensa propia y bajo el roturo de “victimas”, justificando de una u otra forma los actos cometidos y terminar siendo absueltas y perdonadas, muy a pesar de lo crueles que puedan llegar a ser sus actuaciones. Es claro entonces que el lenguaje empleado para describir a las mujeres asesinas es duro, no lo es la forma en que sus actos deberían ser castigados. Sin lenguaje no hay sujetos. El lenguaje es la estructura y el principio fundamental de todo modo de expresión del ser humano, es la fuente de contacto con otros seres, por lo tanto podemos decir y definir el lenguaje como, un elemento simbólico que permite la construcción de la realidad, realidad que consigue ser real, precisamente porque se habla de ella y es aceptada social y culturalmente. De allí que exista entre lenguaje y cultura una estrecha relación, la cultura trabaja en función del lenguaje, es decir, la cultura conforma los elementos normativos que estructuran el lenguaje, la forma en que el sujeto se expresa es un efecto cultural. Desde el momento mismo del nacimiento estamos atados a una idea de lo que según las normas establecidas y consensuadas por la sociedad y la cultura “debemos ser”. Por siglos se han construido social y culturalmente los conceptos de hombre / mujer, nacer teniendo pene o vulva, implica seguir una serie de comportamientos previamente establecidos que obligan a actuar de formas específicas, es decir, los cuerpos son materializados por un proceso de repetición de actos, ejecutados de manera permanente en el tiempo . Esto en palabras de Judith Butler es asumir que a un cuerpo de mujer le corresponde un género femenino, mientras que a un hombre le corresponde necesariamente un género masculino , conformarse con esa idea y actuar siguiendo los parámetros establecidos es lo que todo sujeto debería hacer, si lo hace de forma contraria está atentando contra lo establecido, se convierte en una amenaza y debe ser corregido rápidamente y con rigidez. Teniendo en cuenta los roles que deben cumplir los hombres y mujeres atendiendo a esa idea histórica de masculinidad y feminidad, que fue creada para mantener la supremacía y el yugo de un género sobre el otro. “El género es el primer indicador social que expresa la condición de humanidad de cada sujeto para ser leído como tal en una matriz de poder. El género se hace y se des-hace por los mismos reglamentos que lo sujetan y lo producen” El género es el resultado de una construcción y producción social, histórica y cultural, el género establece relación entre la parte biológica y la cultural, (bio-cultural), sin embargo comúnmente aún no se distingue ente género y sexo pues para la mayor parte de la población en el mejor de los casos el significado es relativamente igual.es
dc.format.mediumapplication/pdf
dc.language.isospaes
dc.publisherUniversidad de Cartagenaes
dc.rights.urihttps://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0
dc.subjectGéneroes
dc.subjectSociedades
dc.subjectSujetoes
dc.subjectPerformativoses
dc.titleLa prensa como estrategia pedagógica para la construcción de la identidad femenina: un análisis del discurso desde la teoría del lenguajees
dc.typeTrabajo de grado - Pregradospa
dc.rights.accessopenAccess


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